En el siglo pasado, los primeros conquistadores de las alturas se aventuraron a las cumbres de las montañas de aquí y de otros lugares para hollar las nieves inmaculadas y abrir nuevos horizontes a las generaciones de montañeros venideras. Trazaron los contornos de nuestras cordilleras e inscribieron para siempre sus nombres en la roca. Décadas después, ¿qué líneas y qué cumbres quedan por descubrir? En este mundo de lo efímero y el cambio perpetuo, las montañas ofrecen a veces un atisbo de nuevas posibilidades...
El alpinista Mathieu Maynadier, Mémé para los amigos, está considerado como uno de los alpinistas más experimentados de su generación, bailando el vals a veces con la roca, a veces con el hielo, a menudo con ambos de un paso a otro. Él también ha inscrito su nombre en varias ascensiones, la última de ellas una primera en el macizo del Mont Blanc a finales de febrero, junto a los hermanos Ladevant, Louna y Tristan. Una línea furtiva en la parte trasera de las Agujas de Chamonix, donde todo parecía estar ya trazado. Nos cuenta esta jornada, salpicada de algunas sorpresas, y nos sumerge en el mundo encaramado de la alta montaña, donde nada se deja al azar...