El ultrafondista francés acompañó a su hermano menor Luca, amputado de una pierna, en la primera edición de la Half MDS Wadi Rum. Su aventura se relata en la película "L'Âme Frère".
15 años les separan y sus vidas no son evidentemente las mismas, a pesar de los lazos familiares que les unen. En el mundo del ultra trail running, Mathieu Blanchard es ahora una figura conocida, reconocida por sus cualidades como corredor (como demuestra su segundo puesto en el UTMB de hace dos años por detrás de la leyenda Kilian Jornet). Por su parte, Luca, su hermano pequeño, se enfrentó a una tragedia en 2018. Atropellado por un coche mientras circulaba en moto, perdió parte de su pierna izquierda como consecuencia del impacto y ahora tiene que vivir con una prótesis. Mathieu Blanchard ha estado muy ocupado con su trabajo como deportista de alto nivel y no siempre ha estado tan cerca de su hermano pequeño como le hubiera gustado. Para recuperar el tiempo perdido, tras su accidente le retó a correr con él los últimos metros del UTMB.
Un reto llevó a otro, así que Mathieu retó a Luca a participar en la primera edición de la Half MDS Wadi Rum. Esta carrera completamente autónoma de cuatro días ofrece una distancia mínima de 80 km (es posible alargarla en función de tu estado de forma en determinadas etapas en las que se proponen varias distancias). Ambientada en el sublime desierto de Wadi Rum, en Jordania, fue allí donde los dos hermanos se lanzaron a una prueba especialmente difícil para Luca, cuya prótesis y pala de carbono no eran necesariamente las más adecuadas para correr en la arena.
En la película "L'Âme Frère", Salomon, patrocinador de Mathieu Blanchard, sigue a los dos hombres a lo largo de su aventura. Desde la preparación hasta la meta, fue un reto XXL para Luca, que pudo contar con el apoyo de su hermano a lo largo de los kilómetros de arena y sol abrasador en Jordania. "Allí, Luca se enfrentó a sus límites", explicaba Mathieu unos días después de la aventura. "Mi hermano probó por primera vez la aventura y sus poderosas lecciones. Se atrevió a creer que era posible afrontar un reto así, fuera cual fuera su condición. Compartir estos preciosos momentos con él fue increíblemente enriquecedor; nunca nos habíamos sentido tan unidos. Lejos de la cabeza, pude vivir la carrera de otra manera, en el corazón del pelotón, y seguir explorando este deporte que tanto me apasiona.
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